viernes, 28 de diciembre de 2007

Delincuentes

Son unas delincuentes. Asaltan en cualquier lado. Hay que cuidarse de ellas. Evadirlas. Evitarlas. Obligarlas a quedarse en su rincón y no pasar por ahí.

Se pueden aparecer en cualquier parte. A veces cuando caminas por la Alameda, cuando esperas la micro, cuando riegas el pasto, cuando andas en Metro.

Generalmente aparecen cuando uno anda desprevenido, pensando, dándole vueltas a cosas que ya pasaron, pero que si hubiesen sido diferentes... Y dele con lo mismo: que si hubiese... Las cosas son como son y punto. Pero cuesta resignarse.

Y uno piensa y piensa. En cada punto muerto del día. Y ellas te ven distraído y vulnerable. Te pillan. Te observan todo el día, esperando que te vueles, que vayas por los rincones de tu mente, abstrayéndote, estando, pero sin estar.

Cuando uno está bien sumergido en que si hubiese sido así, que por qué tuvo que ser así, qué podría haber hecho, por qué le dije eso, por qué no pude estar, por qué se fue, cómo puedo olvidarme...y muchas cosas de ese tipo, te asaltan.

Inmovilizan poniendo húmedos y brillantes los ojos. Ésa es su forma de paralizar. Uno trata de defenderse, buscando un papelito o un pañuelo, pero es imposible. Ellas ruedan por las mejillas y terminan por desfigurar el rostro. Obligan a hacer gestos involuntarios y a emitir hipos nada agradables.

Las lágrimas atacan, inmovilizan, atrapan, rodando por el rostro y roban nuestra dignidad frente al resto. Las lágrimas se llevan lo que nos protege de amenazas externas: nuestra coraza de personas fuertes se va a la mierda. Nos dejan vulnerables frente a un montón de gente que nos puede hacer daño en cualquier momento. Y de qué sirve hacerse el duro si ya todos nos vieron llorar como un niño chico, con los mocos colgando y todo.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Brujas

Mi casa es un nido de brujas. Brujas felinas. Brujas perras. Brujas amargadas. Otras femeninas y otras hiperquinéticas.

Preparamos pociones mágicas. Para hechizar hombres, para maldecir la vida de personas.También hacemos pociones para traer a los muertos a la vida.

Manejamos la vida de los demás y también arreglamos la nuestra.
Vivimos a nuestro antojo y si queremos podemos borrar el pasado para escribirlo otra vez.

Así vamos escribiendo una y otra vez la historia nuestra y la de los demás.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Espera

Y esperó y esperó.

Sigue esperando. Ya lleva tanto tiempo en eso que no recuerda qué es lo que ansía con tantas ganas.

Pero ahí está. Esperando. Una palabra, un gesto, un movimiento, un sonido, una pelea, una escena, un suspiro, un beso, un apretón, un golpe...Podría ser cualquier cosa.

Y como podría ser cualquier cosa, ahora tampoco sabe si vale la pena esperar con tantas ganas. No sabe si seguir creyendo en que lo que anhela llegará. Y si llega, en una de ésas es un estupidez y habrá perdido su tiempo, esperando.

Mejor sería actuar y hacer que lo que espera suceda rápido. Sí, eso sería lo mejor. Lo malo es que no sabe qué es lo que espera. No sabe qué quiere. Eso lo mantiene paralizado.

Ahora espera para saber qué era lo que deseaba con tantas fuerzas.

Y sigue ahí. Esperando quizás qué.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Soy mala


Ese día cuando te vi en el Metro, me descompensaste el día. Te prometo que me dejaste como con la mala vibra pegada.

Primero fue tu actitud. Yo estaba muy concentrada pensando sólo Dios sabe qué y tú no encontraste nada más bonito que saludarme con un "¡hola!", seguido de un tremendo empujón... O sea...¡Jelou! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Estaba en la orilla del andén esperando el tren!!!!!!!!!! Casi se hace realidad eso de la canción...algo así como que te atropellen y después te pise un tren...What ever...algo así.

"Estúpido", pensé yo. "Ahuevona'o", también se me vino a la mente. Y "bruto culia'o", también. ¡Sí! Después de tanto tiempo, de haber tenido una pseudo relación amorosa varias veces y de haberme jurado que me amabas, ¿ahora me querías matar?.

Sólo te dije: "¡Tonto!". ¡¡¡Obvio!!! Te había echado un looking y me di cuenta de que estabas bien bueno... Siempre bien trabajado tú. Así como hombrón, los brazos gruesos y tu cara de niño bueno, con esos labios gorditos y rojitos...mmmm...¡¡¡rico!!! Seguías tan rico y apetecible como siempre. Decidí medirme con los insultos por si saltaba la liebre. En todo caso, tú siempre has estado dispuesto para lo que yo quiera sin importar cómo te trate (porque te he tratado bien mal, ¿cierto?).

Bueno, pero los años me han enseñado que no es bueno hacer sufrir tanto a la gente, porque se trancan y después es uno la gil que tiene que aguantarlos con sus carencias emocionales y esas huevadas. Así que "tonto", fue la palabra empleada para empezar a conversar. Nos subimos al metro. Me querías dar una sorpresa, que no le pusiera tanto color, me dijiste. Además, empezaste a explicarme que no porque te tires al metro te mueres al tiro, sino que tiene que haber una conexión de no sé qué para que te dé la corriente. Ahí yo sólo te miraba mover esos labios gruesos y se me obstruyeron los otros sentidos. Así que no me acuerdo de nada más.

De lo siguiente que me acuerdo es que me contaste que ahora estudias...Sí, estudias. "¡Bien!", te dije yo. Ahí si me puse contenta de verdad. Ingeniería en eso que te gusta a ti...computadores y maquinitas y todo eso que tratabas de explicarme cuando estábamos en el colegio. Me puse contenta por ti.

Me contaste que te faltaba poco para salir y me preguntaste qué hacía yo. Yo te dije que lo mismo de siempre...tratar de conquistar el mundo, lo que en cierta forma es verdad. ¡Sí pu! Si uno es joven y toda la lesera, tiene que tener el bichito ése de ser especial y tratar de llegar lejos y todo eso.

Y para variar se me salió lo pesadita que llevo dentro. Empecé a preguntarte por tu polola, la loca, si seguías con ella y cómo fue que dejó de molestarme, porque yo me había metido entre ustedes. Ahí tú te enojaste un poco. Tú sonrisa se borró y los ojos se te pusieron redondos. Me explicaste que no la leseara, que ella estaba mal y tenía problemas, que estaba con depresión y se quería matar. Yo pensaba: "Uy, qué grave...seguro sus papis pelearon y le dio penita, ¡pobrecita! ¿Sabrá este pelotas todo lo que a mí me ha pasado? No le voy a dar en el gusto de contarle. Yo soy fuerte y grande".

Cambiamos el tema y me gustaba chocar contigo con el vaivén del tren. Sí, hasta me excitaba y qué. Hay que decir las cosas como son. Tú siempre me has vuelto loca. Pero como que físicamente no más. Hormonalmente, somos compatibles. Siempre fuimos unos calientes de mierda. Ahora, de las cosas emocionales nunca quise preocuparme: un cacho. Qué lata. Detesto el compromiso.

Igual te hacía ojitos y ponía esas caras de niña chica buena que a ti te encantaban, para ver qué pasaba. Logré traspasar la barrera de tus ojos castaños y me decías con la mirada que me querías y me deseabas. Que ojalá no me bajara nunca del metro y siguiéramos hasta cualquier lado. Yo también quería. Pero nadie lo dijo. Yo esperaba que fueras tú. Porque siempre fuiste tú el que estuvo a mis pies. Y llegó mi estación.

Tus ojos querían que me quedara. Me tomaste de las manos para despedirnos y me apretaste un poco junto a ti. Me diste un beso en la mejilla y me dijiste que ya no más. Que estábamos grandes para seguir jugando al corre que te pillo. "Puta la huevá", pensé yo. "Aquí cagué". Te hiciste grande y con fuerza de voluntad y puta que es atractiva esa cuestión. Ahora sabías qué te hacía mal y qué no. Y yo te hacía mal, según lo que me dijiste. Quise que me sostuvieras un poco más, pero no, me soltaste. Me dejaste ir a cagarle la vida a otros.

Y eso me tuvo mal todo el día, me dieron ganas de empujar a todas las viejas gordas que se suben al metro y ocupan espacios por tres. Ganas de putear a los pendejos que se mueven tanto que me pisan los pies cuando yo justo ando con mis zapatos regalones. Putear a los que se paran enfrente de la puerta del metro y ahí se quedan, como cobrando peaje, los huevones. Ganas de tirar al andén (aunque no se mueran al tiro) a todas las viejas chicas atropelladoras que creen que porque son chicas te pueden empujar. Todo porque uno es larga y como grande. ¿Qué culpa tiene uno de que sean enanas?

Ese día, tuve pensamientos perversos a cada rato. Y los disfruté. Me sirvieron para desahogarme de todo lo que no pude hacer contigo. Porque ahora las cosas cambiaron. Ya te diste cuenta de que soy tóxica para ti. Por eso no me voy a poder seguir aprovechando de tu buen corazón y calentura. Porque soy tóxica. Que la gente se aleje de mí. Porque hago daño. ¡Soy mala! jajaja. No más mala que otras, en todo caso.

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viernes, 30 de noviembre de 2007

Volviste!!!

Te sigo esperando. Te sigo recordando. Es mentira que no te voy a volver a ver. Si te veo todos los días, en la pieza, sentado viendo tele. Te veo, pero es tan rápido. Cuando vuelvo a mirar ya no estás. Trato de pasar más lento por tu puerta y no te veo tampoco. Estás jugando. ¿No quieres que sepamos que estás aquí? Que volviste. Que volviste después de todo este tiempo.

Volviste de un viaje largo, por todo el mundo. Andabas de vacaciones. Las necesitabas. Tenías que descansar, para volver a lo que más te gusta: trabajar. Y ahora regresaste. Te echábamos de menos.

Sí...yo pensé que no lo diría nunca, pero te extrañé. Me hiciste falta y cuando pensé que a lo mejor no te vería más, me dio pena y como que colapsé un poco. Qué rico que volviste, ahora vamos a ir a la playa y a comer.

Ahora vas a volver a la oficina, que es tu habitat natural. Vas a volver a firmar papeles, hacer planillas excel, ordenar números y a tener saldos positivos. Y dime por favor que aprenda a usar excel y a hacerme amiga de la gente...porque si no me lo dices, las cosas no serán como antes. Yo quiero que sean como antes, a pesar de todo. Quiero que sean como antes.

Lo único diferente ahora es que ha pasado tiempo. Me han pasado cosas. He sufrido. He hecho sufrir. Al final todo se reduce a una cosa: ahora sé cómo es vivir sin tí. Por eso, ahora que estás acá otra vez y podemos conversar y discutir y enojarnos y desenojarnos, quiero aprovechar esos momentos en los que tratas de enseñarme cosas que ya sé. Y cuando te pregunto cosas que de verdad no me interesan, sólo para darte el gusto de explicarme diez horas sobre cosas complicadas.

No pienses que esta vez te vas a poder ir a cualquier lado tan fácilmente. Te voy a psicopatear...A llamar por teléfono a cada rato. A ir a ver a la pieza cada diez minutos. A preguntarte dónde vas cada vez que tomes las llaves de la casa y te eches mil colonia.

Tú me vas a tener que aguantar no más, porque ya harto nos hiciste sufrir cuando te fuiste. Tienes que pagar. Y ese es el precio. Psicopateo puro, histericismo, depresiones, conflictos, gritos, portazos, desilusiones, desorientaciones, obsesividad, llantos, excesos y hartas cosas más que ahora vas a tener que aguantar y arreglar más encima.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Ego

Un día ella decidió escribir, pasar a palabras en un papel todo lo que viera, lo que sintiera, lo que conociera y lo que pasara por su cabeza. Quería dar cuenta de que existía y que tenía que algo que aportar al mundo, que era valiosa por alguna razón. Quería que muchas personas la leyeran, que otras simplemente hojearan sus textos y otros que por lo menos conocieran los títulos. Quería dejar algo para que generaciones futuras tuvieran alguna prueba de lo que fue su paso por este planeta. Quería que cuando los gusanos hubieran devorado ya cada célula de su cadáver, hubiese algo que dejara huella de su vida. Una extensión de sí misma para seguir existiendo.

Escribiendo podría expresar claramente todo lo que quisiera. Sólo necesitaba lápiz y papel. Era su don, su arte y se sentía orgullosa de tenerlo. Se sentía orgullosa de ver que había algo que hacía bien. Sentía que era de esos talentos que podían ayudar al resto de la humanidad a conocerse a sí misma a través de ella. Qué fuerte, pero así era. Sentía que muchas personas podían interesarse en lo que ella tenía que decir.

Terminó dándose cuenta de que no quería escribir con el propósito de prolongar su existencia y servir al resto de las personas, sino que escribía, porque quería extender su vanidad, nada más. Se odió por eso, pero desde ese día escribió con la verdad y por el motivo verdadero. Quería plasmar sus creaciones en papel para poder adorarlas y dar la oportunidad a otras personas para que hicieran lo mismo. Para que adoraran su ego y lo hicieran crecer aún más.

jueves, 11 de octubre de 2007

Loquito por mí

Sí...me quieres. Sí sé que me quieres. No te hagas el leso...me miras todo el día y abres los ojos y la boca cuando hablo yo. Babeas...no lo niegues. Te gustaría que te tomara de la mano saliéramos a caminar por ahí. A reírnos de nada, de nadie, de todo y de todos. Sí...porque te gusta reírte conmigo y de mí...ja. Y te gustaría que cuando te saludara dejara más tiempo mi mano izquierda en tu hombro...pero no. No te doy en el gusto. ¿Sabes qué? Me gusta un poco verte como loquito por mí. Me gusta hacerte sufrir un poquito.

Me encanta hacer como que sí, pero después no. Sí...y tú lo compras todo. A mí me compras todo. Es que yo la sé vender también...actúo simpática y espontánea, me hago la torpe, simulo que soy franca. A eso le agrego un poco de inocencia... y te dejo loco. Así de simple. Yo sé que puedo hacer lo que quiera contigo. Te pones como taradito cuando me acerco mucho... y sé que me miras las piernas cuando ando con mini y el poto cuando ando jeans. No digas que no. Si sé. Pero es que te atraigo mucho. Y te haces mi amigo y todo, pero yo sé que tu me quieres, que me adoras, que me idolatras y me veneras. Ya...no te hagas el leso. Más encima haces como que no me refiero a tí. Sí...a tí me refiero...de tí estoy hablando... ¿Y sabes qué? Te voy a tener así...en la cuerda floja hasta que yo quiera, porque yo mando.

¿La verdad? Bueno...igual tú me caes bien. También te quiero...si ya hemos pasado tantas cosas juntos. Me gusta reír contigo y decir tonteras para que te burles de mí. Sí. La verdad es que yo empecé todo esto para conquistarte. Para quedarme contigo...pero nunca pensé que resultaría. Y resultó. Quizás de qué estás hecho que mi plan de bruja funcionó. Te pillé volando bajo...y ahora no sé qué hacer. Me da miedo que me conozcas más y de verdad y ya no babees por mí. Y yo te quiero así: medio taradito y loquito por mí.

lunes, 1 de octubre de 2007

A la mierda

A la mierda. Que todos hagan lo que quieran. Que hagan lo que los haga sentir felices. Hasta cuándo hay que lamerle el culo a otros para sobrevivir. A la mierda. Basta de mentir para caer bien. Basta de reír de las tallas fomes para que no te agarren mala. Nunca más hay que sentirse mal por tirar una talla que a nadie le dio risa. A la puta. Son todos unos giles hipócritas. Cuando las bromas crueles las hacen ellos hay que reírse, pero si las haces tú, te hacen la ley del hielo.

Hasta cuándo hay que aguantar el doble estándar. Que la familia es lo más importante y te acuestas con cuanta puta asquerosa encuentras. Eso no. Que yo pongo todo de mi parte, pero no quisiste hacer el esfuerzo de levantarte un fin de semana. Hagan lo que los haga felices. Háganlo con pasión. Olvídense de cuántos quedarán en el camino. Sigan caminando. No miren atrás, porque se pueden tropezar. Hay que estar atentos. O bueno...traten en lo posible de hacer que todos vayan con ustedes, pero si no ponen de su parte...no les laman el culo! y no les reciban los peos con la mano! Avancen!

Vivan en un departamento de una pieza con una cocinilla de dos platos, sin refri, con colchón no más para dormir...pero hagan lo que los hace felices. Ahora... si casarte te hace feliz y tener una casa grande, con animales, con cerros, con piscina, lago, sauna, jacuzzi, bar, muchos cabros chicos...em...bueno ya...también sé feliz con tu vida perfecta. Aunque la otra también lo es. Sí, admítelo, ganar una miseria y hacer lo que te gusta igual es perfecto. Siempre y cuando estés enamorado de lo que haces. A la mierda. No le lamo el culo a nadie para sobrevivir. Sólo haré lo que me gusta y pasarle la lengua al poto de alguien...no está en mis planes.

(Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia)

martes, 28 de agosto de 2007

Crónica: Llegada de ex vocalista de Cranberries a Chile

Sí, sí...mañana hay un gran tema: MOVILIZACIÓN CUT. Pero yo vivo en mi mundo, con mi tiempo, mis horas y qué. Así que subo mi crónica de la semana pasada por si alguien la quiere leer y criticar. Todo el rato bienvenidas críticas. Quiero aprender, para que sepan. Es de Taller I: Prensa Escrita con Cristóbal Edwards. Nota inicial: 5.8. Nota final: 5.3 (falta literal, pero como el profe es buena onda, me bajó medio en vez de un punto entero).

22 de Agosto, 2007
Dolores O’Riordan en Chile
Los fotologs y blogs agruparon a los fanáticos
Alegando poca publicidad, varios fans crearon sus propios sitios para informar sobre el evento. Feria Ticket dice que casi el total de las 6.000 localidades, están vendidas. Hoy un grupo de 12 ó 13 fanáticos recibieron a Dolores en el Aeropuerto de Santiago.

Google. Dolores O’Riordan en el buscador. La primera página que aparece es http://www.192.cl/blog/dolores-oriordan-visita-chile/. ¡CLIC!. “Dolores_ en _Chile” dijo: DEBIDO A LA POCA PROMOCION DE ESETE GRAN CONCIERTO, NOS HEMOS PROPUESTO HACERLO NOSOSTROS MISMOS, LOS FANAS.. GRACIAS A ESTO, HEMOS LLEGADOS A PARTE DONDE NADIE SABÍA Y QUEREMOS SEGUIR HACIENDOLO..LOS INVITAMOS A VISITARA ESTOS FOTOLOGS.
http://www.fotolog.com/dolores_en_chile http://www.fotolog.com/doloresoriordan%20- PARA AYUDARNOS A DIFUNDIR ESTO..SALUDOS A TODOS. [sic] Ése es uno de los varios comentarios hechos por los fanáticos de Dolores en distintos sitios web.

Andrés Arenas (22) es un fan moreno y de grandes ojos castaños. Tiene toda la discografía de los Cranberries Fue el primero en subir a su blog la noticia de la visita de la cantante. Es de Talca y pagó $3.500 para llegar a la capital en bus. Anoche se quedó en la casa de un amigo y hoy fue a recibir al Aeropuerto de Santiago a la cantante irlandesa. Mañana, jueves 23 de agosto, dará un concierto a las 21:00 horas, en el Teatro Caupolicán. Viene a promocionar su primer álbum como solista: “Are you listening?”.

“Poca promo”
Andrés dice que el 14 de julio pasado supo de la visita de Dolores a Chile. Su viejo sabía que le gustaban los Cranberries, porque cuando era chico le compraba los casetes y los CDs. Por eso, cuando vio la noticia en El Mercurio, le contó. En cuanto supo, Andrés subió la información a su blog personal y después hizo un fotolog sólo para promocionar el evento.


Roxana Osorio (22) también creó su propio sitio para informar sobre el concierto. “Mi fotolog siempre fue Cranberrita y me hice otro, como especial”. Hace dos semanas se formó un grupo entre quienes lo visitaban y comentaban las fotos y noticias. Hacían conversaciones grupales por Messenger.

“Había muy poca promo”, dice serio Andrés. Por eso empezó a hacer flyers con Franco Benavente (18), que ya se había hecho un fotolog cuando se lanzó el disco, en mayo pasado. Los subían a sus sitios y les pedían a quienes los visitaran, que los subieran ellos también.
Roxana ha visto sólo el flyer de Feria del Disco y el del sitio web oficial de Dolores. Francisco Matus (24) dice que él llamó a la productora DG Medios, a cargo del evento para saber más. En prensa, Elisa García, le dijo que no sabía nada de la agenda y sólo le podía decir qué día llegaba.

Elisa se enteró de las quejas de los fans por la poca promoción y de la creación de los fotologs para promocionar el evento. Ella dice que no es verdad que hubo poca publicidad. “Ha salido en varios medios”, afirmó tajante. Dice que por algo se vendieron todas las entradas: “En el Teatro no va a caber ni un alfiler”.

“Junta”
A Roxana se le ocurrió hacer una “junta” y organizarse. En ese momento “apareció el Pancho”. Francisco Matus fue Presidente del Funclub de The Cranberries. Por eso, Roxana pensó que él sabría cómo organizar gente.

La semana pasada, se juntó un grupo de cerca de 20 personas en la casa de un fanático. Quedaron de acuerdo para mandar a hacer poleras con fotos de Dolores. El lunes partió Francisco y varios más a cotizar en distintos lugares. Mandaron a hacer las poleras en un local y les salieron $3.000. Dejaron el modelo ahí, para que quien quisiera fuera y la pidiera. “Entonces, el que llegue, hace su polera ahí mismo ¿Y cuánto te demorái? ¿Diez minutos?”

Hoy Francisco recibió un mail de la productora DG Medios. En él se le avisó la hora en que llegaría la cantante. También decía que quizás habría un encuentro exclusivo entre Dolores y los fanáticos, durante la tarde.

Varios de los fans se juntaron a las 11 de la mañana en Los Héroes, para ir al Aeropuerto. Fueron con sus poleras blancas, con una foto de Dolores en la parte de adelante y un collage, atrás.

Eran cerca de 10, dice Clara Fercovic (20), quien estaba en el grupo que fue hoy al Aeropuerto. Llegaron allá como a las 12:30. A las 13:30, seguían esperando con carteles de cartulina y un fan más que sumó después. No había prensa a la vista.

Con cerca de 40 minutos de retraso llegó el vuelo de Dolores O’Riordan a Santiago. Había unos 12 ó 13 fanáticos esperándola y un fotógrafo de El Mercurio.
Ella apareció con luciendo un nuevo look: el pelo corto, como antes. Llevaba una chaqueta negra, unos pescadores y suecos con taco color mimbre. Venía acompañada de su esposo y su banda. “Muy simpáticos”, dijo Clara con la voz agitada, refiriéndose a los músicos. Se acercaron a
saludar a los fans.

¿Y el descuento?
Las entradas cuestan $10.800 en Platea alta, $16.200 en Platea baja, $18.000, en sector Golden, $27.000 en Palco. Más recargos por servicio, según dónde o cómo se compren.
Elisa García, dice que están agotadas, pero en el sitio web de Feria Ticket, aparecen disponibles los sectores Golden y Palco Principal, en el que quedan cinco lugares.

Jimmy Leal, ejecutivo de Feria Ticket, dice que de un total de 6.000 localidades, quedan cerca de 800 sin vender, por lo que lo más probable es que mañana se terminen de vender en el Teatro Caupolicán.

Hasta el 16 de agosto, durante la preventa, había un 20% de descuento. Andrés compró su entrada el primer día. Por alguna razón, no se estaba haciendo la rebaja al comprarla por Internet. Pagó $22.000 con la tarjeta VISA de su papá por una entrada en sector Golden, el más cercano al escenario. Debió haber pagado $17.600. No pudo recuperar la plata, porque en Talca no hay Feria Ticket.

Roxana tuvo el mismo problema. Pero como ella era de Santiago, fue a un local, le devolvieron la plata y le reimprimieron la entrada.

En el caso de que alguien no sea de Santiago, como Andrés y le hayan cobrado de más, Jimmy asegura: “Son varias las variantes que pueden haber”. Es diferente si recibió la entrada por correo o la recibirá en el recinto. “Habría que ver el detalle fino”, reflexiona. Hay que investigar, revisar el número de la orden, la boleta, “to’o el cuento”.

Hay varias posibilidades. Mientras esté en Santiago, Andrés puede ir a un local o al Teatro mismo y reclamar por su descuento. Jimmy sentencia: “Si la norma es el 20%, se le respeta el 20%”. Andrés aún puede recobrar su plata e ir a escuchar a Dolores en el Caupolicán.

Me viste morir

Hoy me viste morir otra vez. Yo te miraba desde lejos. Todo estaba nublado. Tenía los ojos bien abiertos. Parece que se me notaba que estaba asustado. Tú me mirabas y cada vez se te ponían más brillantes los ojos. Qué pena que me vieras así. Yo tan flaco y tan pelado, con cara y cuerpo de muerto. Estaba sentado no sé dónde y no sé por qué, tenía el pecho descubierto. Un hilo de sangre brotó del centro de mi frente. Como un disparo silencioso. Un disparo iluso. Un disparo que era un pretexto para morir.

Tú llamaste a tu mamá a gritos. Ella no venía. No te escuchaba. Y tú seguías gritando. Corriste hacia mí. Me abrazaste fuerte, como nunca lo habías hecho, pero como siempre habías querido hacerlo. Yo quería devolverte el abrazo, pero mi cuerpo no respondía. Me abrazabas y llorabas como niña chica. Te aferrabas a mí, como si yo pudiera protegerte de todo. Pero no, no podía. La muerte me llevaba. Qué no hubiese dado yo por protegerte de lo que viviste hoy. Me viste morir. Otra vez. Aunque la primera no me viste. Sólo me tuviste muerto, inmóvil, inerte. Y hoy me fui otra vez. En tus brazos.

Tu mamá llegó y me sacudió. Me gritaba que despertara. Yo quería. Por un momento pensé que lo iba a lograr y vi una luz en tus ojos. Luego se pusieron opacos otra vez y supe que había muerto. En tus brazos. Llorabas como niña chica. Me hubiese gustado consolarte y decirte que todo iba a pasar, pero no. Tus gritos y tu llanto no me despertaron. La muerte sí que es irreversible. Sólo escapas de ella, para morir otra vez, como hoy. En tus brazos.

martes, 21 de agosto de 2007

Reportaje: Esperanza de vejez

Sí, sí... ya sé que tengo taller mañana y tengo que tener alguna cuña fascinante e increíble...pero estoy aquí, subo esto, que es un trabajo de Narración Escrita, con Constanza Mujica (muy persona ella...je). No sé si es reportaje, pero hagamos que sí.
Como que no sigo una línea de estilo siempre. Fíjese atento lector (porque yo sé que ud. está atento).
Esto LE llevaba un recuadro de indicadores demográficos...pero a esta hora no se me ocurre cómo dejarlo como foto y meterlo acá. No sé. Tenga paciencia, estimado.

Esperanza de vejez
La esperanza de vida en Chile ha aumentado en diez años desde hace un cuarto de siglo. Un 11,4% de la población tiene sobre 60 años. Un grupo que aumenta y que busca su lugar en la sociedad. María Isabel Bustos y Claudio Marín son un ejemplo del cómo y del cuándo.


Una mujer y un joven sentados frente a frente. Un bol lleno de empanadas fritas de queso y pimentón, una botella de Coca Cola Light de dos litros y medio y varios años de experiencia los separan. Ella es rubia y él tiene la barba con algunos pelos colorines. Ella tiene los ojos oscuros y él, claros. María Isabel Bustos y Claudio Marín son madre e hijo y la tercera edad es el tema de este almuerzo de domingo.

Según el Instituto Nacional de Estadística, la esperanza de vida en el periodo 2000- 2005, es de 74,8 años para los hombres y de 80, 8 para las mujeres. Hoy las personas viven cerca de diez años más que en el tramo 1975- 1980. María Isabel tiene poco más de 50 y dice que a su edad le quedan muchas cosas por hacer. Este año termina de estudiar Trabajo Social y pretende ejercer por lo menos 15 años productivos si Dios se lo permite así.

Envuelta en una chaqueta de polar negro con figuritas blancas, confiesa: “Me molesta que porque tengo poco más de 50 años, dicen ‘la vieja de 50 años’”. Después de haberse casado, separado y criado dos hijos, Cristián, de 34 y Claudio de 26, decidió buscar otra alternativa de vida. Considera que está aún en una etapa de la adultez, es una mujer sana y aún puede hacer algo más por su vida.

Con respecto a la situación económica en algunos años más, María Isabel dice: “Por eso mismo estoy pensando en esto po’”. Claudio, que come una empanada, carraspea y se tapa la boca con la servilleta. Mira hacia otro lado. Su mamá quiere trabajar para que cuando sea mayor sus recursos le permitan vivir con dignidad y no estar a expensas de nadie.

Claudio asegura serio que si su mamá lo necesitara él haría lo que toque en el momento. Si ella no tuviera pareja y se quedara sin plata, él le ayudaría. Afirma en tono grave: “Voy a mantenerla y Cristián también la va a mantener, entre los dos la vamos a mantener, si esa es la cuestión”. Su mamá interrumpe: “No corresponde. Claudio y Cristián van a tener su vida”. No quiere ser un cacho.

En el plato de Claudio hay algunos bordes de masa de empanada, porque no le gusta llenarse con masa sola. Él reconoce que no se llevaría a su mamá a vivir a su casa, a nadie. Él la metería en un asilo, de ésos que son no sé po’…a toda raja, donde no los tienen enjaulados. María Isabel reacciona: “A mí no me gustaría terminar en un asilo, ni tampoco ser carga yo para mi hijo”. Por eso quiere trabajar mientras pueda.

María Isabel dice que si su papá estuviera solo, ella lo llevaría a vivir a su casa. “Yo habría dejado todo botado, por lo menos por un tiempo y me habría traído a mi papá”, afirma convencida. Él vive con otra de sus hijas. Lo va a ver varias veces a la semana. En el verano lo lleva a El Tabo, porque sabe que le gusta mucho la playa. Y aunque María Isabel se queja de que igual es sacrificado, dice que hay que hacerlo, porque nadie más lo hace.

Según el último censo, la población de la tercera edad en Chile, es de 11,4%, es decir, cerca de 1.717.000 personas tienen más de 60 años. Hubo un aumento de alrededor de un dos por ciento, desde 1992. María Isabel opina que es bueno que las personas de su edad se planteen que hay tiempo todavía para hacer cosas, porque las expectativas de vida han aumentado. “Antes a los 50 años la gente se moría” y compara: “Hoy día a los 50 años recién en realidad empiezas a vivir la vida con la experiencia, tení’ todo en ese rato”.

La familia Bustos es longeva. El papá de María Isabel tiene 91 años y está bien de su cabeza, es autovalente todavía. Madre e hijo se preparan para una larga vida. Ella afirma: “Yo creo que yo voy a morir trabajando”. Siempre y cuando no se sacrifique mucho, porque dice que con el tiempo “a uno le vienen los dolores, que viene aquí, que viene allá. Uno tiene que prever esa, parte, la parte salud”.

María Isabel pretende contratar a una nana que la acompañe y ayude, pero quiere valerse sola. No desea grandes lujos. La plata la quiere para no depender de nadie, comprar lo básico y compartirla con otras personas que yo quiero. Dice que lo que la hará feliz será decir: “Voy a ir a ver a mi nana, le voy a comprar un abrigo, le voy a comprar las botitas que ella quería, en fin”. Espera ganar cerca de $500.000 y cotizar harto. Al preguntarle por la pensión que le gustaría, contesta: “Eso es relativo” y sigue: “A lo mejor, en 15 años $1.000.000 no va a ser nada”. Para ella serían suficientes 500 lucas al mes.

La Pensión de Vejez se calcula, según la Asociación Gremial de Administradoras de Fondos de Pensiones, con el 10% de la remuneración mensual de los afiliados mientras trabajan. Si María Isabel ejerce 15 años, ganando $500.000, obtendría una pensión mínima, en la que el Estado completaría el monto. De acuerdo al Instituto de Normalización Previsional, son $89.715 para las personas de menos de 70 años. Claudio opina que está bien, viviendo justo sí, ya que tiene pagadas las cuentas, porque su papá se encarga de eso. Agrega: “$90.000 para que coma una sola persona al mes está como bien…”.

Al hablar del futuro, Claudio sabe que su situación es un poco distinta a la de las personas de su generación: “Una persona de no sé po’… que tiene mi edad, son contadas las personas que cotizan”. Él cotiza en una AFP desde los 19 años. Y espera poder disfrutar cuando sea viejo de todo lo que ganará con esfuerzo. Quiere tener parcela, casa en la playa, un buen auto, una buena tele, una buena radio, un buen computador…

Además, quiere ser un viejo acompañado. No desea una familia chica. Prefiere las grandes, aunque todos se tengan mala y se anden pelando, porque dice que es rico estar con harta gente. “No me gustaría vivir agónico”, dice seguro. Eso para nadie es vida, ni para tus hijos ni para ti. No le gustaría quedarse solo, pero al igual que su mamá, no quiere depender por completo de alguien.

martes, 14 de agosto de 2007

Suicida frustrada IV

Hoy quiero morir, otra vez. Siempre quiero morir. Quiero que mi cuerpo se haga liviano. Quiero que mi cuerpo se disperse. Quiero que cada partícula tome una dirección diferente. Quiero que vayan tan rápido, que se desintegren y por fin, no queden restos de mí.

Eso sería lo mejor. Sí, porque no voy a agarrar un cuchillo para cortarme las venas o degollarme. Me da cosa intervenir mi carne. No me voy a tirar de un puente, porque le temo a las alturas. Además, quedas deforme al final. No voy a tomar pastillas, porque no me gusta vomitar y sudar y tener convulsiones. Quiero morir, pero con gracia. Desaparecer sería algo con gracia. Que me acuchillaran en la calle tendría su qué. Pasaría a ser una semiheroína, como ésas, que muestran en las noticias y va mil gente al funeral.

No sé. Hoy de nuevo me hice daño con puras leseras. Comí mucho, aumenté de dos a dos y media la dosis de las pastillas voladoras y llegué tarde a mi casa. Uuuuyy...sí, quiero morir, se nota que estoy súper decidida...Ja. Qué cobarde. No tengo valor para hacerlo de una vez y por eso voy de a poquito. Qué mierda.

Soy tan poca cosa. Una persona que vale tan poco, que ruego que me maten, porque me da miedo acabar con algo que en la prácticame pertenece: mi vida. Que por lo demás, no es un gran aporte al mundo, así que no estaría privando a nadie de alguna maravilla muy fascinante. ¿Por qué no me mato de una vez? Así dejaría de ver la cara de cordero degollado con que me mira mi papá. Y la cara de "escucha a tu papá", que pone mi mamá. ¿Por qué no viene ella y me para los carros?

Siempre le ha dejado todo el trabajo a mi papá. Incluso criarnos. Él no halló nada mejor que meterme en una burbuja para que no le diera problemas, como los tuvo con mis hermanas. Pero ellas hoy son independientes y se ven felices. En cambio yo, arrastro mis piernas de plomo, con grilletes en los tobillos. Me crió tan bien, que me da miedo salir de mi encierro y enfrentar la realidad. Qué bien. Me cagaron la vida y ahora yo me la sigo cagando. Por eso debería matarme, pero me da mucho miedo hacerlo.

Es que como persona, no valgo mucho.
Fotgrafía: http://agorafobiadepressao.planetaclix.pt

domingo, 12 de agosto de 2007

Crónica: Mercado Tirso Molina

A pedido del público lector, publico mi primera crónica de Taller I: Prensa Escrita, en la Universidad Católica. A mi profesor, el señor Cristóbal Edwards le gustó, pero le falta harto, haaaarto, según yo. Tuve suerte. Nota: 7.0.


Mercado Tirso Molina:

La nueva Directiva se calienta el mate con la idiosincrasia y Tirso 2.0

Los comerciantes esperan que el nuevo Presi, David Aguayo, no sea tan manilarga como otros. Por su litro, él está preocupado de que la constru del nuevo mercado no termine con las raíces del lugar y de poner paila a las necesidades de su gente.

El pasado martes 31 de julio, una redonda mujer se paseaba por el mercado Tirso Molina con un megáfono en la manopla. Chillaba como loro aplastado a sus cumpas de los locales vecinos que votaran. Es que ese día eran las elecciones de la nueva directiva. Tirso Molina es uno de los varios mercados de Estación Mapocho. Está antes de la Vega Central y es minorista. “Somos independientes de la Vega Central”, requetecontra- afirma el recién electo Presi, Deivid Aguayo.

Francisco José Moraga, dueño de un local de dulces, alega que no votó, porque “las directivas no hacen nada por los comerciantes”. Le molesta que armen puros cahuines, cahuines, cahuines. Por otro litro, Hilda Muñoz, de otro local de dulces, le dio el sí a Deivid, porque según ella, él no va a ser tan manilarga como los anteriores. “Yo creo que lo van a hacer bien, porque es gente nueva que viene con ánimos de trabajar”, afirmó. Loen Aravena puso su voto en Deivid, porque “es transparente y no es largo de uña”. Cassetteó que las directivas anteriores no hacían nada para lograr cambios.

El Presi, nuevecito de paquete, es dueño de un local de abarrotes, legumbres y hortalizas. Suelta que como él ya era parte de la directiva anterior, seguiría con la misma onda cuando asumiera, el próximo 22 de agosto. La directiva se dividirá en tres partes: una se encargará del proyecto de la constru de un nuevo mercado, otra trabajará con la Muni en los, reglamentos y patentes y una última, se dedicará a la parte social de Tirso.

Lo social le importa caleta al Presi. Quiere poner una comisión especial fija en una oficina que ponga paila a los problemas de la gente. También cantó clarito que le preocupa mucho mantener la idiosincrasia, la tradición y la simpatía de la gente del mercado.

Esas mismas cuestiones son las que el Presi quiere mantener cuando el MOP levante el nuevo Tirso 2.0, ahí mismo. Deivid cuenta que cuando se hizo la concesión de la Costanera Norte, Tirso iba incluido en el paquete. Así que en el billullo que pasó la Sociedad Concesionaria Costanera Norte S.A. iba incluida la obra Tirso 2.0. Pero pasó mucho tiempo y al parecer los de la Costanera Norte se hicieron los locos y le dejaron el cachito al MOP. Hoy, es el Director Regional de Arquitectura del MOP, Eliseo Huencha, encargado del proyecto.

Eli presentó una propuesta en la que los modelos de los locales no dejaban otra que fondear atrás las frutas, las verduras y la mercadería, todos los días a la hora de cerrar. Hoy los cumpas de la Tirso dejan todos los productos tal cual, bajan la cortina y calabaza, calabaza. “¿Nos conoce a nosotros?”, se pregunta Deivid, pensando en el arquitecto que aprobó ese modelo. Al tratar de conversar con Eli, o cualquiera de sus mandados, la cosa se puso color de hormiga. El Direc andaba en una reunión y cuando saliera de ésa, entraría en otra y así estaría todo el día.

Los planos están listos, pero el MOP y el mercado chocan en dos cosas: el modelo de local y los accesos para discapacitados. Según Deivid, se hicieron los lesos con ellos, porque en los planos no hay ascensores o escaleras mecánicas y la constru estará bajo el nivel del suelo. Sobre Tirso 2.0 habrá jardines y paseos peatonales, desde Avenida La Paz a Recoleta.

Cuando Tirso diga bueno ya, todos los comerciantes se irán con camas y petacas a Recoleta con Avenida Santa María, por lo menos por uno año o dos. Hasta que esté listo Tirso 2.0. Según sus cálculos, la constru debería estar lista para el 2009 ó 2010.

Lo que más le importa que no se pierda la idiosincrasia. Que no se pierda la chuchá, que según Deivid, es con gracia.


Busque las palabras que faltan, las faltas de ortografía, las comas que sobran, las expresiones que no se deben usar y las fuentes que deberían estar.

martes, 7 de agosto de 2007

Suicida frustrada III

Hoy sentí con más intensidad las ganas de morir. Nada de lo que decía era acertado. Parecía rebotar entre todos mis compañeros, que eran como firmes pilares. Y yo rebotaba y rebotaba. Mis ideas no eran acogidas en ningún pilar. A veces, no tenía respuesta.

Sentí ganas de desaparecer. La gente en la calle me empujó y no me cabe duda de que lo hicieron a propósito. Lo hicieron, porque les molestaba mi presencia, aunque no me conocieran. Hablé contigo y tú no querías nada. Y yo te volví a suplicar. Después vino la culpa y la vergüenza de la humillación y quise morir.

Todo lo que está mal entre nosotros es mi culpa, porque yo soy rara. Y me humillo a mí misma, porque me arrastro para que me recibas de vuelta. Lo hago una y mil veces, aunque siempre me digas que no.

Salí y de clases y me sentía perdida. No sabía dónde ir. De qué servía llegar a mi casa, si allí también reboto y no tengo acogida. Y no me entienden. Hacen esas preguntas forzadas, como para que yo piense que se interesan por mí. Preguntan por la U, las notas, los amigos y el amor. Así, de rompe y raja. Si nunca hemos hablado, cómo pretenden que les cuente mi vida resumida en la media hora de cena.

Yo sé que tú papá, te esfuerzas, pero es tarde. No te preocupaste de saber de mí cuando era chica y ya no siento natural tener un lazo contigo. Sólo me mirabas, me tenías en una burbuja, porque yo era la que necesitaba más protección. No me dejaste hacer nada por mi cuenta. Siempre estaba todo hecho. Me impusiste una personalidad. Nunca te preocupaste por averiguar si efectivamente ésa era mi forma de ser. Pensaste que con sólo trabajar, yo me iba a transformar como si nada en alguien. En alguien feliz.

Cómo voy a ser feliz hoy, si veo a mis hermanas, todas con un camino recorrido. Con logros, con problemas que han podido solucionar, con amigos, enemigos, ¡ellas tienen vidas! A mí no me dejaron hacer una. Soy grande y todavía le tengo miedo a la gente. Cuando me logro acercar a alguien me aferro tanto que luego no puedo estar sola.

Quiero morir. Me compré un Mantecol, una barra gigante de cobertura de chocolate, unos Belmont Ultralight de cajetilla blanda, tomé dos pastillas de ésas que te hacen olvidar el mundo un rato y empecé a caminar por Alameda. Flotaba. Las luce eran lindas. Y llegué a Santa Lucía, con mi cobertura en una mano y un cigarro en la otra, sentí un bocinazo y pensé que ojalá el huevón me atropellara y terminara de una vez toda esta porquería. Pero no. Tuve mala suerte y frenó. Gritó algo que no entendí, pero me dio lo mismo.

Seguí caminando y roía mi gruesa cobertura de chocolate. Le pegaba una piteada al cigarro. Qué me importaba el azúcar y la nicotina. Qué me importaba la hora y los patos malos. "Que hagan lo que quieran", pensaba. Me puse con alguna dificultad los audífonos del pendrive y empecé a escuchar "Discojapi" de los Chancho. Qué me importaba lo que pensaran los demás de lo que yo hacía. Mejor que fueran a hacerse sus propias heridas. Para qué miraban las mías.

Yo me daño, para castigarme, no para que los demás me miren. Tropecé con un perro en la Moneda y quedé de rodillas en el suelo. Nadie paró a ayudarme. Sólo me miraron. Eso es porque les molesta mi presencia, porque soy débil e hijita de papá. Se me nota. Yo sé. Hay algo en mi cara que lo dice. Pensaba que sólo quería morir.

Lo que más rabia me da ahora, es que siempre termino comprobando que soy débil y cobarde y que no me voy a matar, porque no me atrevo. Me da rabia. Miro el Mantecol, aún en la mochila y pienso en que llegué a las 11 a la casa y salía de clases a las tres. No había nadie. Nadie tampoco me llamó. Así de preocupados estaban. Abro mi gorda barra de grasa y empiezo a comer, mientras me engullo dos pastillas más de ésas que te dejan como vola'o. Filo, qué importa. Todavía no ha llegado nadie y cuando lleguen voy a estar durmiendo.

Qué fácil es negar que quiero morir.

viernes, 3 de agosto de 2007

Suicida frustrada II

Tú piensas que yo no me doy cuenta. Piensas que nadie te ha descubierto. Bueno, la verdad es que sé que lo que quieres es morir. Sé que tratas de hacer como que no pasa nada. Pero yo te conozco desde siempre, desde que eras chiquitita.

Siempre fuiste calladita. Te gustaba observar todo. A veces estabas tan absorta en la escena que mirabas que se te caía la saliva. Yo me reía y te limpiaba. "Mi pajarita...", te decía yo. En ese momento despertabas y preguntabas cosas sobre lo que veías. Que por qué el tiene un carrito, que qué es eso redondo y qué es eso que sale de ahí y que por qué los árboles quedan pelados.

Eras calladita y tranquilita, pero eras feliz. Lo sé, porque cuando veías algo que te llamara la atención, te brillaban los ojos. Cuando me mirabas y me sonreías, tu cara se llenaba de luz. De paso me dabas energías para seguir trabajando como siempre por tí, tus hermanas y tu mamá.

No sé qué pasó. Hoy miras al sol y tus ojos siguen opacos. Me sonríes, tratando de engañarme y hacerme creer que estás bien, pero tus ojos y tu rostro no se iluminan. Tampoco me dan la misma energía de antes y cada día me siento más cansado. Tengo que seguir trabajando por tí. Tus hermanas están bien, van por buen camino, pero tú fuiste siempre la más débil.

Parecías un pollito cuando eras chica. Siempre te enfermabas y tenías que estar en cama muchos días para mejorarte. Aunque faltabas harto al colegio, te iba bien, porque estudiabas mucho. Hoy, que ya eres grande y estás en la universidad, te sigues esforzando por ser la mejor y porque no se note que no quieres vivir. Sigues haciendo deporte, para que no se note que no te importa nada.

Yo te escucho desde la pieza por las noches, como rondas la cocina, buscando qué echarte al estómago. Me parece que tratas de hacerte daño. Algunos momentos parece que quisieras deformarte y hacerte una bola de grasa y azúcar y otras parece que quisieras castigarte y no comes nada. Te he visto botar el pan con queso que te llevas para comer camino a la u por las mañanas, en el basurero grande que hay afuera. Esos días, cuando llegas a la casa, dices que ya comiste. Yo sé que no, porque tu cara está más pálida y tus ojos más opacos que de costumbre.

No sé por qué sufres. Quiero saberlo, para poder ayudarte, pero no me dejas preguntarte nada. Te irritas cuando quiero saber más allá de tus notas en la universidad. Quiero ayudarte a querer vivir. Quiero que seas feliz, porque para eso te trajimos al mundo: para que seas feliz.

lunes, 30 de julio de 2007

Fin de vacaciones!

Ya! Se acabó. Vamos a dejar de hablar de mí y volveremos a lo que nos convoca o lo que me convoca: escribir sobre cualquier cosa, el mundo, los pajaritos, los árboles, las flores, la vida, la gente, la obesidad, la comida, la calle, cualquier cosa, menos de mí.

Voy a tener que usar la cabeza otra vez, porque se terminaron las vacaciones y hay que juntar todas las partes del cuerpo para volver a funcionar. ¡Qué mala suerte!

Lo único que me gusta de esto de tener que juntarme conmigo misma otra vez es que voy a escribir de nuevo. Qué rico. :)

Será.

Nos veremos cuando se me ocurra otra geniaaal idea.

Muak.

Yo, la Ballenita A.

sábado, 28 de julio de 2007

Mundo Paralelo

Cada vez estoy más segura de que he creado un mundo paralelo, en el que tú existes.

Hoy sentí el sonido que hacías con tu cadenita que tenía la medalla de la Virgen con Jesús en brazos.

En mi mundo, tú existes.

Cansancio

Hoy es sábado. Hay sol. Hace calor. Hay una brisa que refresca y todo brilla. Parece primavera. Me dan ganas de hacer cosas. Parece que hubiese despertado de un largo sueño en el que recuperé mis energías.

Quiero salir...ir al cerro San Cristóbal y subierlo a pie como cuando era chica y mi tío nos llevaba a mis primos, a mi hermana y a mí. O ir a andar en patines en el Parque O'Higgins. Recuerdo que alguna vez lo hice y me gustó. También me dan ganas de ir a Los Andes y recorrer por ahí. Comer empanadas y subir los cerros, imaginando que vamos a llegar a la cima, con mis primos, siempre. Si no es con ellos, no es lo mismo.

Qué ganas de ir al Centro y pasear, sin afán de nada. Caminar y caminar. Mirar a la gente. Los colores de las cosas que venden en la calle siempre me llaman la atención. Sentarme en un banco igual que un abuelito y mirar cómo todos pasan. Qué ganas de ir a leer al Parque San Borja. Antes lo hacía, pero dejé de ir cuando un tipo medio extraño se me sentó al lado y me empezó a preguntar qué andaba trayendo...jajaja

También iba a leer al Parque Forestal y me daba una vuelta por el MAC y el Bellas Artes, para ver puras cosas que me agradaban, pero que nunca entendí. Me dan ganas de hacer un asado en la casa e invitar a toda la familia. Conversar hasta tarde. Relajados, disfrutando del sol, ríendonos. Escuchando cuecas y tonadas, como si fuera 18 de septiembre. De repente, luego de un rato, podríamos animarnos y hasta bailar un poco. Como antes.

Qué ganas de celebrar un cumpleaños con todo. Pizza, torta, pancitos, helado con crema y malicia en copones de cerveza. Podría sentarme en el patio y leer toda la tarde. Así nada más.

Tantas cosas que me gustaría volver a hacer y que hoy por ser "Grande" no puedo darme el gusto de disponer como yo quiera de mi tiempo. Siempre estoy cansada. Siempre hay compromisos con personas. Trabajos que entregar. Pero el motivo más grande es el cansancio. Como si nunca me fuese me fuese a recuperar. Estoy condenada a arrastrar las patas por la vida. A hacer las cosas sin ganas. O hacerlas bien y con ganas, pero después quedar muerta y no querer ver ni siquiera a mis amigos. Mal.

Espero que algún día vuelva a sentirme como antes. Necesito vacaciones de años para eso. Je. No me alcanza con unas de 3 semanas. Eso no es nada.

jueves, 26 de julio de 2007

Agua

En mis vacaciones yo nado. Nado, porque no me canso. Nado, porque puedo pensar y nadar, ¡al mismo tiempo! Nado,porque me siento como una ballena en su ambiente natural. Nado, porque me puedo estirar entera y el espacio no me apreta. Nado, porque en el agua no importa lo torpe que sea: floto igual. Nado, porque después no se me agarrota el cuerpo. Nado, y mientras lo hago, me imagino cruzando el Canal de Chacao o un océano entero.

Nado, porque en el agua, todo mi desparramo de persona, se hace uno. Y me confundo con el agua. Floto y el agua no sabe que soy yo, porque me puedo camuflar muy bien. Nado, porque me gustaría que algún día ya no tuviera que camuflarme y mis células simplemente se dispersaran en el agua. Nado para parecerme a ella, para llegar a ser como ella.

Así, si hace calor, me evaporo y me voy al Cielo un rato. Quizás qué puedo descubrir ahí. A lo mejor me encuentro con mi papá. En una de ésas, él está con mi Tata viendo el fútbol y por ahí mi Tía Carmen, revolviéndola en el coro del Cielo. Después, cuando haga frío me puedo convertir en agua otra vez y caer a la Tierra, para venir a ver a mi familia y amigos. No tendría que decidir entre el Cielo y la Tierra, podría estar con todos los que quiero. Y después cuando haga calor, me iría otra vez...

Me gustaría ser agua para compartir mi vida entre el Cielo y la Tierra.

Me gustaría ser agua para no perder pan ni pedazo, je.

Muakiizz para mí! Y para todo el mundo que quiero!

miércoles, 25 de julio de 2007

Productividad y dispersión

Mmmm....está terminando julio y hay que hacer un balance del mes. La productividad ha estado mala. Casi nula. Parece que he estado concentrada en otras cosas. Julio ha sido un mes difícil. Las vacaciones han sido difíciles. Parece que apagué mi sistema creador, junto con mi sistema mateo- académico...je. Bueno, ninguna neurona me funciona. No me hacen sinapsis. Sólo me sirven para sacarme fotos... Fueran buenas siquiera....pero es que están de vacaciones...alcoholizadas, voladas, somnolientas.

Tengo mil ideas, se agolpan para salir, pero mi cerebro se separó de mi cuerpo y no le puede decir a mis manos que escriban. En vacaciones, mi cuerpo descansa de sí mismo y cada parte se toma un tiempo para sí misma. Es momento de dispersión y mi cuerpo se ha dispersado literalmente.


Mis manos hacen lo que quieren. Toman cosas, rompen cosas, apretan. Sí, apretar les gusta mucho.

Mis piernas caminan lento, se cruzan, a veces bailan (aunque eso lo hacen todo el año, no sólo en vacaciones). Mis ojos ven lo que quieren ver y mis oídos oyen lo que quieren oír. Mmmm....del olfato ni hablemos. Huevón flojo... se quedó dormido y no piensa despertar ni siquiera cuando se terminen las vacaciones. Balsa, como diría mi papá.
Así... mi pelo se ordena como quiere, se para, se arremolina y se ondula.

Mi cerebro piensa lo que quiere, lejos del resto del cuerpo, porque lo encuentra muy terrenal y vulgar. Así que las ideas están, pero hay que esperar a que mi mente se digne a trabajar con las herramientas que le corresponden y deje de mirar en menos a los que están más abajo que ella.


Además....igual hay ratos de trabajo....arduo, por lo demás. Pero no son cosas para el blog...uh...que pena...pobre y abandonado blog. Bueno, ya volveré a tí, cuando tenga cosas bloguísticas que publicar.


Muakz con amor para mí
Muakz para quien quiera leer la reflexión de vacacionestiempobuenoparasalirajugar.

lunes, 9 de julio de 2007

La venganza del cliente resentido

"Estimado cliente: En cinco minutos más su tienda La Bella Feria cerrará sus puertas para volver a atenderlo el próximo martes dos de enero, a partir de las 11:00 horas".

"Estimado cliente: Son las 19:00 horas, su tienda La Bella Feria cierra sus puertas para volver a atenderlo el próximo martes dos de enero, a partir de las 11:00 horas".

Una bocanada, ganado, ola, marejada, choclón, masa de gente desesperada corre como en las películas de acción cuando se cierran las compuertas para huir y el héroe se tira de guata al suelo para salir. La única diferencia es que en en este caso, la masa humana trata de entrar.

¡Es 31 de diciembre! En cinco horas más comienza un nuevo año y este montón de seres ávidos de productos para vestir, menaje, perfumería, electrónica, etcétera, parecen no tener ninguna cena que preparar, ninguna ducha que tomar para emperifollarse, ninguna familia que los espere para el abrazo de las 12, nada. ¡Nada!

Están todos locos. Las cajas se llenan de clientes que se quiren llevar las cosas como sea. No importa si la polera tiene un hoyo, si el pantalón no tiene cierre o si la falda está descosida. Incluso más: no les importa si no les queda bien, porque después lo pueden cambiar. Todos compran para cambiar. "Oh...¡Qué lindo el pantalón! Me lo llevo. Pero no me lo probé... ¡Señorita! ¿Lo puedo cambiar después?". Una gorda con cara de apestada,repite la cantaleta: "Son diez días para devolución, un mes para cambio y tres meses de garantía...".

Es por llevarse algo, por no salir de ahí con las manos vacías. Con una sensación extraña por dentro. Con la idea de que algo les falta, aunque no hayan perdido nada. Eso les falta: lo que no han comprado, ni poseído jamás.

Compran cualquier cosa, sin pensar, para ellos mismos y para quienes los rodean. Por eso antes de Navidad se lo llevan todo y después devuelven y cambian todo. Porque a nadie le gustó ningún regalo. Obvio, si la polera no la compraron, porque a la Panchita no sé cuánto le gusta usar poleras con brillo y un tremendo escote en la espalda. ¡No! La compraron, porque era de la promoción de dos poleras en $14.990.

Tres días espués llega la Panchita con su polera para cambiarla y no encuentra que le guste. Cuando por fin encuentra algo, hace una eterna cola. Espera media hora, para que cuando llegue su turno le digan que sólo tiene $7.495, no los $14.990. Así empieza todo un show para mejor llevarse otra polera de la promoción, porque así le dan el total de la plata. Un espectáculo memorable.

Ya son las 19:30 y aún hay personas que pretenden probarse ropa. Que les bajen esos pantalones que yo no sé para qué los ponen tan arriba. Nadie sabe qué contestar. Será porque la tienda quiere meterle la ropa por dónde sea a la gente y sacan y sacan prendas, aunque ya no haya espacio. Los vendedores se limitan a ir a buscar la ganchera, un pedazo largo de fierro o palo, con un gancho en la punta, para bajar lo que el cliente quiera.

Hace 35 minutos que la tienda La Bella Feria cerró sus puertas para volver a atender al público el próximo martes a partir de las 11 horas. Todavía quedan personas en las filas de las cajas.

¡Por favor! ¡Vayan a sus casas! ¡Preparen su cena, pónganse su ropa de mall, abrácense a las doce y vean los fuegos artificiales! No vale la pena. A nadie le importa el cambio de año. Estar con la familia...nadie está ni ahí con nada.

Es una venganza. La venganza del cliente que tantas veces ha sido abandonado a su suerte, botado, dejado de lado, ignorado. La venganza del cliente que ha tenido que esperar paciente durante el año a que se termine de atender al que lleva más cosas, al que compra lo más caro, porque eso da más comisión.

Ese cliente ha cultivado entre compra y compra, el sentimiento del comprador resentido que busca dificultarle la labor y la vida a los vendedores desgraciados que alguna vez le dieron la espalda por ir a besarle el poto a algún comprador con más poder adquisitivo.

Hoy, 31 de diciembre, año 2006, ese comprador rencoroso está dando rienda suelta a su ira reprimida, haciendo que las filas en las cajas sean interminables, desordenando la ropa que no piensan llevar y pidiendo objetos que están en lugares difíciles de alcanzar. Todo para que ese vendedor que alguna vez cambió al comprador humilde por el platudo, sufra por no poder llegar a su hogar a la hora de la cena, por no poder llegar luego a preparar la cena, por no poder llegara tiempo para ducharse e ir a comer con sus familia, por no poder llegar a tiempo para ordenar la casa, vestirse, arreglar a los niños y recibir a los suegros. Que sufra por tener que quedarse ahí.

La idea del comprador resentido es que este día tan especial, el vendedor codicioso, hambriento de comisiones, que atiende de mala manera, sienta esa ira reprimida, cultivada compra tras compra, cambio tras cambio. Que sienta la furia caer como un torrente contra el que no se puede luchar, del que no se puede huir, no se puede evitar. A ese fenómeno del cliente herido en su orgullo sólo queda hacerle frente, como sea, aunque signifique la ruina deL Año Nuevo, porque el cliente siempre está primero, como dice la chapita en la solapa de la camisa.

viernes, 29 de junio de 2007

Suicida frustrada

Qué pasó... quién sabe... Las ganas de morir me acompañan siempre. Las ganas de explicarlo me carcomen. No hay un por qué. No soporto que no haya un por qué. Lo necesito. Lo necesitan. En mi estómago cabe de todo, pero mi cuerpo no absorbe ni la mitad de lo que hay ahí. Qué ganas de hacerme daño, de las más estúpidas y cobardes formas. Dejaría de comer o comería mucho. Fumaría por montones. Bebería muchos litros de alcohol. Haría el ridículo frente a todos. Tendría malas notas. No dormiría. No haría deporte.

Soy cobarde. Mejor, que pase luego la vida para estar abandonada en un asilo o qué ganas de que me atropellen para dejar de existir de una vez por todas. Qué ganas de que me asalten y me acuchillen. Qué ganas de que me disparen. De que me corten en pedacitos. Qué ganas de que rompan mi piel. Que rompan mis genitales. Que me humillen y terminen conmigo. Y ojalá que de verdad tengan éxito.Porque yo no lo haré. Todos lo sabemos. Y no lo haré, aunque quiera hacerlo. Me cortaré las venas con hojas de lechuga y dejaré de ver televisión un rato. Fumaré y dejaré de comer un rato. Después me llenaré. Y después me encerraré en mi pieza.

Es que tengo pena. Y es que tengo ganas de morir. Pero no me atrevo. No lo haré. Eso odio de mí: la cobardía. Lo intenso que es el sentimiento y lo fácil que se me hace negarlo. Quiero morir, pero no se nota. Qué bien. No lo haré. Viviré con las ganas. Como una suicida frustrada.

martes, 26 de junio de 2007

Cuesco de durazno

Esos duraznos eran grandes y redondos como una pelota de tenis. De piel lisa y brillante. Cuando llegamos a la sala de espera, le di el primer mordizco al mío. Estaba contenta. Pensé que cuando despertaras te contaría que habíamos comprado duraznos súper baratos en el súpermercado. Sonreí al pensar que tú dirías que estábamos locas y que la sala de espera no era para hacer pic nic. Sonreí al imaginar tu cara de reprobación y resignación, como aceptando que en realidad éramos un caso perdido y mejor te lo tomabas para la risa.

El sabor dulce de la carne amarillo oro me hizo pensar en los días cuando despertaras y saliéramos de ahí. De ese lugar blanco, azul, lleno de gente que esperaba todo el día, junto a nosotros. Imaginé días con sol y tú regando afuera, en medio de un verde intenso. Miré la fruta redonda y sin fisuras, interrumpida por mi mordizco, así como tu vida y la nuestra había sido cortada hace más de un año atrás. No importaba. Estaba contenta. Ibas a estar bien y yo te iba a contar que habíamos comido duraznos. Eran perfectos: dulces, pero no hostigosos; duros, pero no verdes; húmedos, pero no goteaban jugo pegajoso. Te habrían gustado. Con sólo verlos habrías pedido a mi mamá que te picara uno y te lo llevara a la pieza.

Seguí comiendo, sintiendo el sabor fresco en mi boca y pensando en qué haríamos cuando despertaras. Estaba contenta. Habían dicho que estabas un poco mejor. Yo me ilusioné. Esperé lo mejor. Terminé de mordisquear mi durazno pelado y quedó sólo el cuesco, feo, oscuro, duro, lleno de surcos. Lo boté a la basura. Me hubiese gustado que no se acabara. Pero estaba contenta, porque ya ibas a despertar.

No me explico lo que pasó al día siguiente. Te fuiste y no has regresado hasta hoy. Parece que no vas a volver. Recuerdo que ese día pensé en el cuesco de mi duranzo. Traté de entender lo que sentía. Traté de integrar mi desorientación y mis moléculas, que estaban por huir cada una por su lado, en un cuerpo con brazos y piernas, que siente y que piensa. En una dirección. Por un camino. Sólo logré traer a mi mente ese cuesco. Me habían despojado de mi carne y quedaba llena de hendiduras, desnuda, oscura. Lo mejor para mí era que me tomaran por un desecho más y me dejaran morir en la basura. Estaba vacía y no quedaba nada para ofrecer.

viernes, 22 de junio de 2007

Mala perdedora

Me encanta conversar contigo. Mirarte. Sentarme junto a tí. Me gusta que te rías de lo que digo. Que te burles de mí. Que inventemos planes para el futuro. Planes imbéciles, sólo por el placer de inventar. Si supieras que me encantas... se acabaría. Ya nada sería igual. Me gusta que me mires y que te pongas nervioso cuando devuelvo la mirada. Y ves hacia otro lado y yo también. Y vuelves a mirar y te descubro otra vez. Es un juego que se repite todos los días. Qué viciosos.

Me gustan los juegos. Sobre todo esos en los que yo pongo las reglas. Sobre todo los que no necesitan que los participantes se pongan de acuerdo, porque las cosas sólo fluyen. A veces creo que estoy jugando sola. Pero de pronto, respondes en los códigos de mi juego y sé que tú también juegas. Yo tengo mi juego contigo. Tú tienes un juego conmigo. Y somos egoístas, porque tenemos juegos paralelos y no queremos compartirlos. Es mejor así. Yo pongo mis reglas, tú pones las tuyas. Nadie discute.

Si juntáramos las fantasías que tenemos en la mente, sé que vamos a estar en desacuerdo. Y yo no voy a querer dejar de jugar el juego como a mí me gusta. Tú vas a querer tener tus reglas y jugar como lo has hecho hasta ahora. Nos separaríamos y no podría jugar más contigo, porque aunque es MI juego, necesito que estés TÚ para jugarlo. Y no quiero dejar de hacerlo. Ya estoy en una de las etapas más avanzadas. No sé si tú en tu juego tienes etapas como las mías, pero no creo que quieras dejar de jugar. Te gusta. Se te nota cuando me miras.

Si dejo de jugar, voy a destruir todos los castillos en el aire armados y conseguidos hasta acá. Mi puntaje va a quedar en cero. Soy muy mala perdedora. Si tú dejas de jugar, vas a perder. Y no puedes tolerar la derrota. Si mezclamos los juegos, vamos a tener que reiniciarlo si es el mismo. Si son distintos, vamos a tener que sacar uno nuevo de los dos. Eso tomaría tiempo, tiempo que no estoy dispuesta a dar. Prefiero seguir jugando sola, porque avanzo más rápido y no paso malos ratos.

Creo que perdiste. Dejaste de mirarme y hablarme. Estás lejos y si yo no estoy, no puedes jugar. ¿No quieres jugar más? Parece que sí podías tolerar la derrota. Obvio, si encontraste otro juego. Me podrías haber avisado, porque si tú dejas de jugar conmigo, entonces me obligas a buscar a otra persona para jugar. Porque este juego es sólo contigo. Qué egoísta eres. No pensaste en ningún momento que si tú dejabas de jugar, me ibas a dejar a mí sin diversión y con el fracaso a cuestas. Y yo, soy muy mala perdedora.

jueves, 21 de junio de 2007

Voy a buscarte

A veces me desespero. Siento ganas de ir a buscarte. Quiero saber qué fue de tí. Dónde estás. Cómo estás. Pero no sé cómo hacerlo. Ni dónde podría empezar. ¿A quién le pregunto? Y me desespero. Deberías haber dejado una dirección. Un número de teléfono. No entiendo por qué tanto misterio. Me da rabia. Siempre hubo cosas que no supe de tí. Y aún es así. No sé dónde ni cómo estás o qué haces. No sé si eres feliz. Nunca lo supe en realidad. No sé si te acostumbras. No sé si para tí el cambio fue tan brusco como para mí. Y me desespero.

Me doy cuenta de que en toda una vida, no supe mucho de tí. Y después, sigo sin saber. Y quiero ir a buscarte. Pero dónde. Estás evitando los lugares acostumbrados. Porque ya he estado ahí. Y tú no estás. Era tan simple como que dejaras una dirección. Una indicación para buscar en un mapa y yo te aseguro que habría llegado. Tengo todas las ganas. Quiero hacerlo. Pero ¿cómo actuar? El cassette de Pin Pon que nos regalaste, decía que hay que actuar con "mucho método, método, método, método, mé- to- do". Puta. De a dónde lo saco. Tengo la energía y no sé cómo usarla para encontrarte. Hubieses dejado una lista con instrucciones para eso. Si dejaste para todo lo demás, ¿por qué no dejaste para encontrarte? Y me desespero. Me muevo. Grito. Canto. Bailo. Salto. Se me hace pequeño el espacio. Me presiona, me ahoga y tengo que detenerme. Y la energía y las ganas siguen ahí. Y se transforman en rabia, porque fueron frustradas. Fueron contenidas.

Tengo que encontrarte. Así mi cabeza va a dejar de funcionar un rato. Y me voy a detener por voluntad propia, no porque el espacio me quite libertad. La realidad no me deja ir a buscarte. No tengo tiempo para idear un plan. No me dejan. Me piden cosas. Que haga esto, lo otro. Y yo sólo quiero saber cómo encontrarte. Vacaciones. Ése va a ser el momento en que te busque de verdad. Me pongo mi mochila, junto mis cosas, los bototos más firmes, la ropa más abrigada y un montón de chocolates. Empanadas de pino también, por si te encuentro y tienes hambre. Un mapa del mundo y del cielo, en el que se vea cada nube con nombre y número, porque debes tener dirección. Un diccionario de cada idioma, porque le voy a preguntar por tí a todos. Y te juro que voy a buscarte. Espera a que tenga tiempo. Voy a encontrarte.

Buen Lejos

Camino por la calle. Unos tipos me miran el gordo trasero. Qué linda... Si supieran que tengo la piel reseca. Que recién me tiré un peo. Apuesto a que no pensarían lo mismo. Si supieran que hoy no me bañé. Que tengo sebo en el pelo. Que tengo una espinilla ciega en un cachete. Y que estoy llena de cañones. Que comí empanadas de queso con ají y tengo mal aliento. Si supieran que me hinché y los gases me suenan adentro. Si supieran que tengo las uñas de los pies largas. Que tengo pelo en la guata. Que tengo sarro en los dientes. Que tengo patos en las orejas. Que tengo mugre en las uñas. Que llevo el mismo calzón que ayer. Que tengo los medios pelos en las axilas. Que tengo pelos púbicos encarnados. Que tengo las manos pegajosas, porque me transpiran. Que hoy no me eché desodorante. Si supieran que bajo la ropa soy un montón de pliegues hediondos. Si supieran que cuando camino, mi piel parece gelatina. Que cuando alguien me aprieta, salen todas las hendiduras de la celulitis. Yo sonrío. Si supieran que sólo tengo buen lejos.

martes, 19 de junio de 2007

Qué mal

Aquí hay un poema de hace ns cuanto tiempo. Parece q del 2002. Una época bien rara en mi vida....jkajajaj. Bueno, aquí se pone lo bueno y lo malo, así q pirula no más.

Ydice!!

¿Cómo decirte lo que siento?
Si hasta hace poco no sentía nada
No confiarás en mi sentimiento,
pues tu dignidad ha sido lastimada.

Hace poco, no, fue la respuesta.
He cambiado mi manera de pensar,
tengo una nueva y sincera propuesta
que humilde,te quiero presentar.

Por lo menos, deberíamos intentarlo.
Si es que todavía te interesas por mí.
Haré todo para no arruinarlo,
para no tener que vivir sin tí.

La primera vez, mi corazón se confundía.
Mi mente, poseída por una obsesión,
cada uno de mis pensamientos aturdía.
Creía que con otro había pasión.

¡Qué equivocada yo estaba!
Necesité sentirte lejos para saberlo.
Era a tí a quien de verdad amaba,
sólo temía reconocerlo.

Miedo, a que fueras una ilusión.
Eres demasiado bueno para ser real.
Hoy sé. No eres mi invención.
Estas aquí. Sólo eres muy ideal.

Todo lo que quiero decir es te amo,
pero se complica todo.
Por eso decidía escribir.
Todo lo que quiero decir es te amo.

Lo que quiero decir es te amo.
Es simple, pero no para mí.
Por eso elegí escribir.
Se complica y el orden de las rimas rompí.

Qué wa....el que lo lea, que lo critike y q tire la primera piedra no más..jjajaja... Si la custión ta cursi, pero no importa. Yo soy así. Turín.

sábado, 16 de junio de 2007

Se buscan y no se encuentran

Él piensa a veces en ellas. Las va a ver, pero ellas no lo saben. Piensan que se fue. A veces piensan que podría estar cerca. A veces le da rabia estar ahí. Él no quería ir. Se lo llevaron a la fuerza. Lo hicieron abandonar lo que amaba. Lo dejaron en el vacío. Sin nada que hacer más que contemplar. Nada de acción. Le gustaría estar junto a ellas y hacer que dejaran de llorar. No quiere estar ahí, viendo a quienes ama llorar, sufrir, retorcerse de dolor. No quiere que lo olviden, pero no quiere que lo recuerden, porque ve que duele. Les duele. No puede hacer nada. Qué impotencia no poder estar de verdad. Qué impotencia estar tan cerca de ellas, sin que ellas lo noten. Qué pena que no lo noten. A él le gustaría hablar con ellas. Decir que no fue a propósito que lo perdonen por el dolor. No hay nada que hacer. Él también sufre, porque las tiene cerca, pero no las puede abrazar. Algo pasó a su cuerpo inconsistente. No quiere verlas llorar, ya no aguanta más. Qué impotencia sienten ellas. No haber podido hacer nada. No haberse dado cuenta. Qué ganas de haberse abrazado más.

A él le apena no haber aprovechado el tiempo. Ahora es tarde. A veces se olvida un poco y vaga. Contempla. No sabe bien qué hacer. Ésto es aún nuevo para él. Se siente perdido. Se siente culpable. Vuelve a lo mismo. Qué impotencia. Por qué no puede dejar de ser un escalofrío en sus espaldas, un no sé qué, un sentir algo raro. Quiere dejar de ser una pequeña brisa. Una presencia- ausencia. Un pequeño aire que se cuela por los espacios. Que busca grietas para entrar y tratar de envolverlas. Quiere estar. Ser. No puede. No hay vuelta atrás. Todo se fue a la mierda. Es demasiado tarde ya. No quiere verlas llorar. Pero sabe que es por él. Él sufre por eso. Quiere dejar de causar daño. Ellas lo extrañan. Como nunca. Cada día más. Buscan formas de sentirse cerca de él y no resulta. Ellas se quedan en blanco. Se estancan. S atolondran. Qué viene ahora. Dónde ir. Quién sabe. Ni él ni ellas saben qué hacer.

Él y ellas sufren, se convulsionan de dolor, se marchitan, se secan, se apagan, se acaban, se hunden, se revuelcan, se anestesian, se olvidan por un momento. Pero cuando el recuerdo vuelve, vuelve el retorcijón, eso extraño, algo se revuelve, algo quiere salir, algo quiere entrar. Por qué. Por qué. Por qué. No es justo para él ni para ellas. Quién tiene el derecho a quitarte la vida? Nadie. Si es tuya. Tu deberías decidir. Él no pudo decidir. Se lo llevaron. Le venían avisando hace tiempo y él luchaba contra eso, porque era su vida. Que por qué, por qué, por qué. A ellas les hace falta. También estaban avisadas hace tiempo, pero omitieron la advertencia de su cabeza, era mejor vivir como si nunca fuera a pasar. Como si todos fueran a estar juntos siempre. No querían pensar en cómo sería después.

Ellas lo extrañan y hoy el dolor es más grande. Hicieron lo que se pudo, pero no fue suficiente. Se apenan, lloran, se enrabian y odian. No es justo que hayan sido separadas de él. Uno debería tener la libertad para tomar esas decisiones. Ellas lo extrañan. Y no hay remedio para eso. ÉL las extraña y para eso no hay consuelo. Ellas se aturden, chocan entre ellas, rebotan a todos lados y vuelven donde mismo. Hacen caminos para deshacerlos. Es que la vida sin él no es lo mismo. Qué ganas de tenerlo con ellas. Él y ellas no volverán a estar juntos. Sufrirán por siempre. Gemirán por siempre. Nunca sabrán qué hacer.

Y quizás cuando exista la posibilidad de volver a estar juntos, mucho tiempo más adelante, él se haya perdido y ellas no lo encuentren. Y seguirán buscándose y esperándose y llorándose y sufriendose por siempre. Porque él estará por ahí vagando. Y ellas lo estarán buscando. Se extrañáran y se harán falta. Pero nunca más podrán sentirse, tocarse, olerse, hablarse, mirarse. Nunca más. Y se hacen falta. Y se extrañan. Y se necesitan. Y se hunden, se pierden, dan vueltas en círculo y chocan. Y no se encuentran y no se encontrarán. Llorarán y gemirán. Y sufrirán y se buscarán sin encontrarse.

viernes, 8 de junio de 2007

Volar sin movimiento

Quiere terminar con todo de una vez. La toma de la polera y la arrastra hasta la cocina, abre la puerta y la saca al patio. Está oscuro y ella está inconsciente, aunque a veces se mueve como si fuera a despertar. Tiene un corte en la frente y otro del que salen borbotones de sangre en el cuello. Ella tiene la culpa, él le dijo que no lo engañara, que no lo traicionara y no hizo caso.

Esa tarde cuando él llegó a casa la vio conversando con un hombre en el portón. Dijo que era el nuevo conserje del condominio. Él no le creyó. "Puta". Ella dijo que no seguiría dando explicaciones en vano, que lo amaba, que sólo quería estar con él. "¡Mentira! Siempre estái' buscando a otros, ¿no te basta conmigo? ¿No te dai' cuenta que me hace mal verte poniéndome el gorro en mi propia casa? ¿Creí' que soy huevón?". No, no creía eso. Creía que estaba loco de celos, loco de inseguridad, loco de paranoia, pero huevón no era. Por algo no dijo nada cuando la vio en la entrada de la parcela, conversando con el joven, el nuevo conserje, que iba a presentarse. Ni se inmutó.

Ahora le gritaba y su cara se hinchaba y enrojecía. No lo reconocía. Lloraba. Él le dijo que con lágrimas no iba a retroceder el tiempo. El error ya estaba hecho. "¡Entiende! Nunca te he engañado...". "¡No te creo!". La tomó por la cabeza y la arrojó contra la pared. Ella quedó inmóvil y él empezó a patearla con toda la fuerza que tenía. "Puta". La obligó a pararse y ella apenas en pie, no se atrevía a decir nada. Tenía la nariz y el ojo derecho hinchados. Trató de huir, pero él la alcanzó y la empujó de frente a la mesa de vidrio del comedor. Se cortó la frente. Quedó tirada unos minutos. Él tomó una botella de cerveza de las varias que habían en la mesa y se la trató de romper en la cabeza. No lo logró y dio en el cuello. La sangre empezó a teñir la alfombra felpuda.

Ahora la observa en el patio y no puede creer que esa criatura tan hermosa, frágil, celestial le haya hecho eso. "Engañarme... Puta". Ella despierta. Abre los ojos redondos y desorbitados. Él la arrastra hasta la piscina y sumerge su cabeza al agua, la sostiene lo más firme que puede. Un segundo, dos, tres, cuatro, cinco, seis... Ella agita los brazos de un lado a otro, como cuando se aprisiona a un ave entre las manos y quiere volar. La saca. "¿Pensaste que no me iba a dar cuenta? ¿ah? Puedo tener la cara de huevón, pero no lo soy... ¡Quizás con cuantos huevones te metiste!".

La hunde de nuevo. Ella bate sus alas. Quiere volar, pero no puede. Siempre ha sentido esa sensación de ahogo, pero ahora es cuando cree ya no da más. Cuando lo conoció, pensó que por fin sería libre, que todos sus sueños se harían realidad, porque ya no estaba sola. Con él, podría construir un mundo propio. Ser libre de ataduras, del qué dirán. Con él, se iba a librar la burbuja en que la hacían vivir sus papás. Ellos pensaban lograr sus ambiciones juveniles a través de su vida. No. Ella no estaba para eso. Apareció él y pensó que era tan bueno, tan comprensivo, cariñoso, alegre, chispeante...El que ahora le hunde la cabeza en el agua, es otra persona. "No es el hombre de quien me enamoré".

Ella quiere ser libre. Pensó que con él podía lograrlo. Se equivocó. Ojalá no saque su cabeza del agua. Si todo llega al fin, podrá ser libre. La piscina es un mar de sangre. Él la mantiene hundida con fuerza. Ella aletea para emprender el vuelo. Poco a poco comienza a moverse menos. Ahora tirita de repente. Ya se detuvo por completo. Es libre, como siempre quiso serlo.

miércoles, 6 de junio de 2007

Anastasia II

Cuando mis dueñas me recogieron, Josefina no quería nada conmigo. Hacía ruidos extraños. Se iba a los rincones. Se le paraban los pelos. Arqueaba la espalda. El gato negro no existía todavía. Llegó después, era una bola negra y peluda.

Primero no lo dejaron jugar conmigo. A mí me cayó bien, pero mis dueñas pensaron que le podía hacer daño. ¡Siempre desconfían de mí! Que voy a romper el diario y las cuentas, que me voy a arrancar, que las voy a ensuciar, que voy a hacer caca, que me voy a comer las plantas... Es mucho. Creo que confían más en los gatos que en mí, por eso ellos duermen en la casa grande y yo en una chica, de plástico y fría.

El gato negro creció y se acercó solito a mí. Empezamos a jugar al gato y al ratón primero. Yo lo perseguía y el arrancaba. Después, yo me tiraba sobre él y le mordisqueba la panza y el cuello. Un día, lo sentí hacer ese sonido que hacen como de muchas "eres" juntas. "Rrrrrrrrrrrr...". Llegó una de mis dueñas y se dio cuenta de que "ronroneaba", así dijo. En ese momento, Poncio dejó de hacer el sonido, se paró y arrancó, como si hubiese estado asustado. Me retaron, me dijeron que no asustara al gatito.

¡Qué mentiroso! Siempre hace eso. Sale, se pasea, se me acerca, soba su cabeza con la mía, me ronronea, hasta que yo me paro y lo empiezo a mordisquear. Ahí se tira de espaldas al suelo y cierra los ojos, ronroneando. En cuanto viene un humano, huye despavorido. La gente piensa que yo quiero jugar con él y él no quiere. Siempre me hace quedar como la pobre perrita juguetona a la que nadie pesca. Por suerte no piensan que me lo quiero comer, sino ya me habrían echado.

Josefina es más pesada. Nunca me mira. Siempre anda por los techos y las panderetas, mirando a su altura, nunca al suelo. Se cree superior, creo. Si me mira es para hacerme sentir mal, porque yo no puedo llegar tan alto. Me hace sentir mal, por eso me pongo a saltar lo más alto que puedo, para ver si puedo alcanzarla y no lo consigo. He aprendido a saltar bien alto eso sí. Los perros del pasaje me envidian por mi agilidad.

A veces me aburro. Por eso muerdo un poco las bolsas en las que vienen las cuentas. Para matar el tiempo. Quisiera tener un amigo o amiga, pero estos gatos están rayados. Poncio me usa para que lo muerda y Josefina me mira como si yo no existiera. Yo quiero ser amiga de ellos.

Todos los días son iguales. Sale el sol y yo salgo a echarme bajo él. Una a una mis dueñas salen de la casa grande y me dejan sola, con los gatos. Miro a los humanos, que a esa hora caminan rápido y les muevo la cola, pero ninguno me toma en cuenta. El único que me hace cariño es un viejo, que todos los días pasa por afuera. Me habla mucho rato. Debe pensar que soy su amiga. A lo mejor quiere que me vaya con él. No lo ha dicho así, pero por como me mira y cómo me dice que soy linda, pienso que me quiere mucho. Quizás más que mis dueñas.

Después voy a ver si tengo comida. Trato de jugar con ella, pero no me resulta. Siempre la rompo, como dije antes. A ella le da miedo y se queda quietita desparramada por el suelo. La como con pena, por haberla asustado y bebo agua. Después siento los retorcijones en la panza y tengo que ir a hacer caca. Hago un poco en el cemento, otro poco en el pasto. Me agacho varias veces, porque las ganas van y vienen.

Vuelvo a sentarme atrás de los barrotes para ver pasar a la gente. Algunos pasan de la mano. Otros hablan. Otros muestran los dientes. Otros llevan cargas pesadas en la espalda, parecen jorobas. Otros corren. Otros chocan. Se paran armatostes afuera de la casa. Me da miedo, porque pienso que están vigilándome, que a lo mejor me quieren echar y ocupar mi lugar. Ni lo sueñen.

Por fin llega alguna de mis dueñas, ve si tengo comida, me habla un poco y entra. Vuelve a salir con una pala y una bolsa, me dice que soy cagona. Siempre me dicen eso. Recoge lo que hice y a veces pisa un poco también. Vuelve a entrar. Los gatos empiezan a salir y a pasear por las panderetas. Me echo a descansar y a verlos pasear y pelear con otros gatos. Ladro a los animales que se paran en mi pasto de afuera, sobre todo a los que hacen caca y mean. Por lo general, me retan.

Empieza a oscurecerse. Sale alguna de las personas de la casa y ordena mi chal en la casita. Yo me meto rápido, porque empieza a hacer frío. Debería ser capaz de resistirlo sin ayuda, pero tengo una pata mala, no puedo pisar con ella, porque me duele y cuando hace frío, me duele más. Me quedo en la casa hasta que siento alún ruido en el jardín que me haga salir a curosear. Pero casi siempre cuando he entrado a mi casa, no salgo más, porque me quedo dormida profundamente. Termino el día cansada.

Escape

Piensa en él oyendo canciones de José Luis Perales guardadas en su pendrive. Sentada en un banco, cerca de los juegos, siente la tibieza de los rayos del sol en su rostro. Aún su lengua retiene el sabor dulzón del chocolate que comió. Él no sabe que salió y ojalá que no se dé cuenta. Que duerma y le regale, esos minutos de alivio, de luz y de calor.

Piensa en tiempos lejanos, casi como si fueran los recuerdos de otra persona। Él le cantaba al oído, tomaba su mano y la miraba con ojos de amor. Ella se embriagaba de él. Él lo envolvía todo y ella flotaba en la nube en que él la había subido. Una caricia la estremecía entera. No le importó en ese momento qué sucedería después. Vivía el presente como si no hubiese un mañana.

Recuerda cómo él la contenía, controlaba, la hacía entrar en razón o salir rápido de ella para volar, navegar, correr, andar por los parajes de la locura, del amor, de los sueños y de los imposible.

Hoy le agradece, de cara al sol, los momentos, los mordizcos a sus labios, los abrazos a su lengua y las miradas deseosas. Le agradece las manos tomadas, los brazos rodeándola y los dedos en su cabello. Le agradece la paciencia, hasta donde duró. Ella sabía que se acabaría. Siempre lo supo. Prefirió olvidarlo. Era tan feliz.

Cuando ella no quiso ser absorbida por él y no quiso desaparecer bajo el campo magnético que tanto la atraía, supo que era el fin। No quiso desaparecer bajo el pesado manto de proyecciones, seguridades, control. Quiso escapar de un futuro dirigido y de servidumbre, por cómodo que fuese.

Un manotazo hizo volar por los aires sus sueños y los rompió en mil pedazos, algunas marcas quedaron en la pared del comedor। Un diente quedó en el suelo y sus ambiciones se desprendieron de ella. Un torrente rojo de dolor e impotencia brotó de su nariz. Sus ojos brillaban y su alma transparente, tibia y dulce bajó por sus mejillas y se perdió en el río carmesí. Él, con una botella de vidrio trató de aplastar los recuerdos y vestigios de identidad que quedaban en su cabeza. Estaban bien enraizados. Golpeó y golpeó, cada vez con más fuerza. Su cráneo se trizó. Ella cerró los ojos y dejó huir por ahí lo poco que quedaba de sí misma.

Ahora vaga buscando los restos de su memoria, los restos que la harían volver a ser ella.
Si los encuentra, podrá zafarse de la vida que nunca quiso tener. Por eso se sienta en las plazas, para ver si pasa por ahí lo que un día dejó escapar.